lunes, 4 de abril de 2011

El modelo que sí funciona.

Cambia el mercado y cambian los modelos. Hace años bastaba con diseñar un producto/servicio medio pensado para la mayoría, ponerle un precio parecido al de la competencia y tenerlo disponible en las tiendas. A partir de ese momento era suficiente con dedicar una cantidad considerable de recursos en publicidad para que el producto, mejor o peor, se vendiera. Era cuestión de tiempo.

 
Ahora el modelo ha cambiado. Existen decenas de canales de comunicación, decenas de revistas y publicaciones especializadas en determinados temas, decenas de cadenas de radio, en definitiva, cientos de medios de comunicación que hacen que cualquier atisbo de querer comunicar nuestra oferta desaparezca en un océano de información. Casi es como querer hacer llegar nuestro mensaje en una botella a nuestro público objetivo.
 

¿Y cómo se hace? Hoy en día si quieres que tu producto/servicio funcione olvídate de gastarte cantidades ingentes de dinero en comunicación, sino que invierte ese dinero en contratar a un grupo de pensadores que sean capaces de convertir tu producto pensado para las masas en un producto pensado sólo para algunos. Que sea el más: divertido, extravagante, ruidoso, pesado, veloz… o el menos: divertido, extravagante, ruidoso, pesado, veloz… El objetivo: que aquella minoría del mercado, los innovadores, los pijos, los que van a la última, compren tu producto/servicio. Serán ellos los encargados de hacerte la publicidad y hacer que con el tiempo, sean la gran masa del mercado la que compre tu producto.

jueves, 10 de marzo de 2011

El arte de terminar de leer un libro

Uff, no puedo más. Voy por la página 199 del libro "El arte de empezar" de Guy Kawasaki y se me está haciendo eterno. Menos mal que sólo me quedan 28 páginas.

Cuando empecé a leer el libro me resultó interesante: temas relacionados con el marketing, con vender el producto y servicio. Información de utilidad para cualquier emprendedor. Pero conforme he ido avanzando me parece más infumable.

Es un libro totalmente alejado de la realidad emprendedora (al menos de la realidad emprendedora española) ya que si bien unos capítulos como ya he dicho, son útiles porque te ayudan a posicionar tu producto/servicio lo que viene detrás está totalmente fuera de lugar, por lo menos, aquí en España. Es un popurri de diversos temas que nada tienen que ver con el acto de emprender. Kawasaki habla de cómo hacer una buena presentación de tu proyecto ante un business angel ¿me puede decir cuantos emprendedores españoles se encuentran en esa situación? ¿quizas un 0,1%? Cuenta situaciones tan irreales como qué hacer para contratar a un vicepresidente de marketing, o cómo dirigir a una junta directiva. O te da algunos consejos como por ejemplo que cuando vayas a dar una conferencia que prefieras una sala con capacidad para 250 personas en vez de una con capacidad para 1000 personas, porque el efecto de que vayan 500 personas a esta última queda mucho más feo. ¿Oígaaa? ¿Cónoce usted la realidad de los jóvenes de hoy en día? Más joyitas: dice que si das una conferencia y no se te ocurren diez cosas sobre un tema mejor que no hables. Pero bueno! esté tío es increíble! Y lo que me ha animado a escribir esta opinión: dice en el libro que en Silicon Valley cuando nacía una empresa se hacían camisetas con el nombre de la empresa, pues bien, consejo de un gurú: que las camisetas no sean blancas porque y cito "el blanco se convierte rápidamente en gris porque la gente no separa como es debido la ropa para lavarla".

Luego dedica un espacio a cómo hablar en público. Oiga, si quisiera un libro sobre cómo hablar en público me lo habría comprado.

Y no puedo contar más porque he decido que ni sigo. En definitiva, un libro que se debería de haber llamado "el arte de empezar en Silicon Valley" pero claro, esto era anticomercial. Voy a empezar a deborar mi próximo libro: "si funciona cámbialo" de Franc Ponti. Este seguro que no me defrauda.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Portales de servicios low cost en auge y la puerta hacia el burn out

Ultimamente no dejo de encontrarme portales del tipo: dí lo que necesitas y la gente pujará para ver quién te hace el trabajo de manera más económica. O dí lo que necesitas, publica lo que pagas, y la gente a la cual le interese tu oferta se apuntará para hacer el trabajo.

A priori parece una idea genial si nos ponemos del lado de la persona que quiere recibir algún servicio. Y es normal, se recibe  un buen servicio realizado por profesionales al precio mínimo posible ¿qué más podemos pedir? Desde el punto de vista de un economista liberal diríamos que se maximiza la eficiencia porque compras el producto al precio mínimo que el mercado está dispuesto a ofertar.

Vamos a ponernos ahora en el lado del que realiza el trabajo. Por ejemplo, existen webs que te permiten obtener un logotipo o un diseño de página web, tarjetas, etc. El procedimiento es decir lo que se necesita (por ejemplo un logotipo para tu empresa), fijar el precio que se va a pagar, y automáticamente diseñadores de todo el mundo se ponen a diseñar para ti lo que has demandado. Y tú, que eres diseñador decides participar porque te interesa el dinero que ofrecen. Realizas cinco o seis propuestas de logotipos diferentes, al posible cliente le ha gustado uno tuyo, te pide que realices algunos cambios, cambias el logotipo en tres o cuatro ocasiones. Ahora parece que el posible cliente esta contento ¡bien!. Y cuando llega la fecha de la elección: sorpresa; eligen otro logotipo. El resultado: posiblemente unas 15 o 20 horas de trabajo tiradas a la basura a cambio de 0 euros. ¿Son tan eficientes este tipo de portales? Supongamos que son 15 horas y que participan 31 diseñadores diferentes. 1 es el ganador y 30 los perdedores. 30x15=450 horas de trabajo tiradas por el retrete. ¿Está la economía en condiciones de desperdiciar 450h de trabajo cualificado?

Mi recomendación a los que ofertan trabajo: huye de estos portales que te utilizan como un factor de producción más, sin ningún tipo de diferenciación y que te hacen por tanto absolutamente reemplazable por cualquier otro. Trabajar de esta manera te empobrece día a día y te quema.Utiliza tu tiempo en construir una imagen que gire entorno a al producto/servico que ofreces. Preséntate como especialista. Elige tu posicionamiento. Construye tu imagen en Internet. Huye del cliente que busca precio y deja que el cliente que valora otros atributos te encuentre y te pague por lo que realmente vale tu trabajo. Conoce a tus clientes en persona y crea vínculos emocionales.

Mi recomendación a los que demandan un trabajo: aprovecharos de esta oportunidad, el poder tener un trabajo de máxima calidad a menor precio puede hacer aumentar vuestro margen bruto. Además al pagar por proyectos estás evitando soportar costes de estructura. Esto es jauja.